LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN
3° A – B
Leandro
Fernández de Moratín nació en Madrid en 1760, hijo del poeta y dramaturgo
Nicolás Fernández de Moratín. Viajó por varios países europeos, sobre todo
Francia, y perteneció al pequeño grupo de ilustrados españoles. Durante la
guerra de Independencia se puso al lado de José Bonaparte y desempeñó el cargo
de bibliotecario mayor. Al ser derrotados los franceses, se vio obligado a
exiliarse en Francia y murió en París en 1828.
Fernández de
Moratín destacó por ser un hombre inteligente y culto, de carácter introvertido
y difícil. Formado en la cultura francesa y en la estética neoclásica fue un
afrancesado, lo cual se debió, como sucedió con otros ilustrados, a su
admiración por lo que Francia representaba en su época, y porque pensaba que de
allí podía venir la renovación para España y la solución de sus males: el
atraso cultural y la pobreza.
OBRA LITERARIA
Moratín
escribió poesías satíricas y también otras en los diversos géneros de la lírica
clásica: epístolas, odas y sonetos, romanes. Su producción poética se
caracteriza fundamentalmente por la elegante contención y el equilibrio formal
propios del neoclasicismo. Destacan los poemas: Lección poética, Sátira
contra los vicios introducidos en la poesía castellana, La despedida y
Elegía a las musas.
Entre su
abundante obra en prosa, didáctico crítica, la más conocida es La derrota de
los pedantes, una sátira contra los malos escritores.
Además,
Moratín fue el mejor autor de teatro del siglo XVIII. Caracterizado por seguir
fielmente las reglas del neoclasicismo, entre ellas las de las tres unidades,
con lo que esto supone de limitación de posibilidades y de dificultad para una
mejor aceptación por parte del público. Su idea, también, de la utilidad del
arte, característica del siglo, hace que los temas se limiten a la crítica de
costumbres. Moratín pretendía, como él mismo expresa, "poner en ridículo
los vicios y errores comunes en la sociedad, y recomendar la verdad y la
virtud".
Tres de sus
comedias tienen un único asunto: la defensa de elección de los jóvenes para
contraer matrimonio: El viejo y la niña, El sí de las niñas y El barón. La
comedia nueva o El Café es una sátira contra los dramones extravagantes que se
representaban en su tiempo. En La Mojigata satiriza la falsa piedad, la
hipocresía.
Su comedia
más famosa e importante es El sí de las niñas (1801) y tiene un argumento muy
sencillo: Paquita es coaccionada por su madre, doña Irene, para contraer
matrimonio con un maduro caballero, don Diego. Paquita está enamorada de un
joven y apuesto militar, Carlos, sobrino de don Diego. Carlos y Paquita, a
pesar del amor que se tienen, están dispuestos a renunciar a él, pero don Diego
se entera y es él quien renuncia para que se case la joven pareja.
El sí de las
niñas es una comedia de perfecta construcción, con caracteres bien diseñas y un
diálogo natural y adecuadamente elaborado. Aunque en la actualidad su tema haya
quedado trasnochado, en aquel tiempo significó un planteamiento progresista que
intentaba denunciar unas costumbres y prejuicios sociales muy arraigados.
"EL SÍ DE LAS NIÑAS" (1806)
Fue la mejor
obra de Moratín y también la mejor comedia del Siglo XVIII, siglo que no tuvo
una gran producción literaria a diferencia de los anteriores.
La obra
respeta la Regla de las tres unidades:
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La unidad
de acción: en la comedia dividida en tres actos.
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La unidad
de lugar: transcurre toda la acción en una posada de Alcalá de Henares.
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La unidad
de tiempo: la obra comienza a las 7 de la tarde y termina a las 5 de la
mañana siguiente.
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Los
personajes son: Paquita,(Doña Francisca), la jovencita de dieciséis años, su
madre doña Irene, su ayudante y amiga, Rita; Don Diego, el pretendiente
cincuentón, tío de Don Carlos (o don Félix), y los lacayos respectivos de
ambos: Simón y Calamocha.
RESUMEN
En una posada de Alcalá de henares, están el
viejo don Diego y doña Irene, de regreso a Guadalajara, a donde han ido a buscar
a doña Francisca, la cual se está educando ahí en un convento, y ha sido pedida
en matrimonio por don Diego.
Al comenzar la acción, don Diego habla con su
criado Simón, y deja traslucir que va a haber boda pronto, que será el, quien
se casa con una jovencita de dieciséis años.
Llegan doña Irene y su hija y se entrevistan
con don Diego. Doña Irene amonesta a su hija por la frialdad que manifiesta a
don Diego, cuyo elogio le hace una vez más.
Doña Irene comunica a don Diego sobre sus
barullos de que Francisca quiere ser monja, y el piensa que ello puede deberse
al deseo de evitar aquel matrimonio por que no le complace.
Pregunta a la muchacha, y la madre interviene
para apartar tales sospechas, pero el caballero la hace callar, Paquita
(Francisca) esta atormentada.
Francisca, por obediencia a su madre no
recoge esta generosa invitación a la sinceridad, no dice que sí, tampoco niega,
doña Irene contesta por ella.
Don Félix va en búsqueda de Paquita, se
entrevista con ella y le promete que no permitirá la mentada boda.
Carlos viene dispuesto a impedir la boda,
pero este se da con la sorpresa de que don Diego es su tío. A raíz de esto,
Carlos indica su retorno al regimiento, Paquita se queda desconsolada al saber
de qué su amado se ha ido sin anunciarle siquiera la marcha.
De madrugada, don Carlos le sigue en Alcalá,
da una serenata a Paquita y le arroga un mensaje escrito, el cual será recogido
por don Diego. Este fielmente comprueba el amor de Paquita y su sobrino, y opta
racionalmente por ceder su lugar a Carlos. La obra concluye con la bendición de
don Diego para la unión de los jóvenes amantes.