martes, 12 de junio de 2012

DICCIONARIO DE LA RAE


DICCIONARIO DE LA RAE
ADVERTENCIAS DE USO








            El Diccionario de la lengua española es una obra corporativa de la Real Academia Española, con la colaboración de las Academias hermanas, que pretende recoger el léxico general de la lengua hablada en España y en los países hispánicos. Se dirige, fundamentalmente, a hablantes cuya lengua materna es el español, quienes encontrarán en él recursos suficientes para descifrar los mensajes que les lleguen.
            Al tratarse de un diccionario general de lengua, no puede registrar todo el léxico del español, sino que, por fuerza, debe contentarse con acoger una selección de nuestro código verbal. Esta selección, en algunos casos, será lo más completa que los medios a nuestro alcance permitan -especialmente en lo que se refiere al léxico de la lengua culta y común de nuestros días-, mientras que en otros aspectos -dialectalismos españoles, americanos y filipinos, tecnicismos, vulgarismos y coloquialismos, arcaísmos, etc.- se limitará a incorporar una representación de los usos más extendidos o característicos.


             El repertorio académico, en tanto no se haya completado la redacción del Diccionario histórico, debe seguir albergando una selección del léxico hispánico cronológicamente desfasado, que permita al lector interpretar los textos clásicos de nuestra lengua. Las voces y acepciones cuya vigencia actual, de acuerdo con la documentación académica, no está probada, llevan una marca que las asigna a uno de estos grupos:

·       Acepciones con la marca anticuado o antiguo (abreviada en «ant.»), cuando su última documentación no es posterior a 1500.
·       Acepciones con la marca desusado («desus.»), cuya última documentación es posterior a 1500, pero no a 1900.
·        Acepciones con la marca poco usado («p. us.»), todavía empleadas después de 1900, pero cuyo uso actual es difícil o imposible de documentar. En este caso, la marca puede responder, más que a un criterio estrictamente cronológico, a otro de frecuencia de uso. 
·        Acepciones con la marca germanía («germ.»), correspondientes a los usos de este código socialmente restringido, empleado durante el Siglo de Oro.

             El Diccionario contiene una amplia selección de las voces y acepciones de uso regional o provincial español, así como de aquellas que  corresponden a las distintas áreas y países de habla hispánica, cada una de ellas con su correspondiente marca, generalmente abreviada: And. (‘Andalucía’), Ar. (‘Aragón’), Cantb. (‘Cantabria’),  Jaén, León, Vall. (‘Valladolid’); Am. (‘América’), Á. Andes (‘Área de los Andes’), NO Arg. (‘noroeste de la Argentina’), Bol. (‘Bolivia’), Ven. (‘Venezuela’), etc. Requisito para el mantenimiento de estas entradas en el repertorio es que su empleo actual -se excluyen, por tanto, los arcaísmos dialectales- pueda ser testimoniado por la documentación académica o a través de otras vías, especialmente la información proporcionada por los académicos españoles y de los países hispánicos.
            Todas aquellas entradas de uso general en España cuyo empleo en otros países ha sido expresamente negado por las Academias correspondientes, llevan la marca Esp.


             El Diccionario da cabida a aquellas voces y acepciones procedentes de los distintos campos del saber y de las actividades profesionales cuyo empleo actual -se excluyen también los arcaísmos técnicos- ha desbordado su ámbito de origen y se ha extendido al uso, frecuente u ocasional, de la lengua común y culta. Siempre que tal uso no se haya hecho general, las acepciones tienen una marca que las individualiza: Acús. (‘acústica’), Estad. (‘estadística’), Fil. (‘filosofía’), Quím. (‘química’), etc.

Símbolos y fórmulas
             Al final de las acepciones correspondientes a los elementos químicos, a las unidades de medida y a ciertos compuestos, aparece, entre paréntesis y en letra cursiva, su correspondiente símbolo o fórmula. P. ej.:

fósforo. (Del lat. phosphŏrus, y este del gr. φω σφόρoς, portador de luz). m. Elemento químico de núm. atóm. 15. [...] (Símb. P). [...]
kilómetro. (De kilo- y ‒́metro). m. Medida de longitud, que equivale a 1000 metros. (Símb. km).
termia. (Del gr. θερμόν, calor, y -ia). f. Fís. Unidad técnica de calor equivalente a un millón de calorías. (Símb. th).
amoniaco o amoníaco. (Del lat. ammoniăcum, y este del gr. ἀμμωνιακόν, de Amón, Júpiter, en Libia). m. Quím. Gas incoloro, de olor irritante, soluble en agua, compuesto de un átomo de nitrógeno y tres de hidrógeno. [...] (Fórm. NH3). [...]

             Tanto en las voces generales como en las de circulación geográficamente restringida se señala, en los casos pertinentes, su pertenencia a una variedad de lengua o habla determinada, así como los distintos matices con los que el hablante tiñe, ocasional o habitualmente, su empleo. Hay, pues, marcas que corresponden a los distintos niveles de uso de la lengua -«vulg.»
(‘nivel vulgar’),  jerg. (‘jergal’), infant. (‘infantil’), «cult.» (‘nivel especialmente culto’)-, a los registros de habla  -«coloq.» (‘registro coloquial’)-, a la valoración del hecho lingüístico

-«malson.» (‘voz malsonante’), «eufem.» (‘eufemismo’)–, a la intención del hablante
-«despect.» (‘sentido despectivo’), «irón.» (‘sentido irónico’)...-, etc.

             Los extranjerismos cuya extensión de uso en nuestra lengua así lo recomienda se van incorporando a la nomenclatura de este Diccionario. Se registran en su forma original, con letra redonda negrita, si su escritura o pronunciación se ajustan mínimamente a los usos del español, como es el caso de club, réflex o airbag —pronunciados, generalmente, como se escriben —; figuran en letra cursiva, por el contrario, cuando su representación gráfica o su pronunciación son ajenas a las convenciones de nuestra lengua, como es el caso de rock, pizza o blues 
—pronunciado generalmente este último como [blus]—.
            Los derivados españoles de palabras extranjeras, aunque estas presenten dificultades gráficas o de pronunciación, se representan en letra redonda. P. ej., pizzería, flaubertiano.

             Siguiendo la tradición académica, los latinismos empleados en español se recogen en letra redonda negrita: ex cáthedra, relata réfero. Sobre las peculiaridades de su pronunciación, véase, más adelante, § 5.1.2.

             Las siglas y acrónimos cuya frecuencia de uso les ha dado un carácter gramatical definido -sustantivos masculinos o femeninos, por ejemplo-, aparecen recogidos como entradas normales (p. ej., radar), o en letras mayúsculas cuando, por regla general, es necesario deletrearlos (ADN).

             Las marcas registradas cuyo empleo como sustantivos comunes así lo recomienda se recogen en el Diccionario haciendo constar su condición de tales, de acuerdo con la legislación vigente, en el paréntesis etimológico. Si alguna entrada correspondiente a una marca registrada no presentara esta información, la empresa que la comercializa podrá dirigirse a la Real Academia Española para solicitar el cambio oportuno en la próxima edición del Diccionario.

             Se incluyen en el Diccionario, por regla general, cuando manifiestan capacidad productiva en la lengua actual. Aparecen en el lugar que les corresponde alfabéticamente, pospuestos a los otros tipos de palabras cuando coinciden en su forma. Así, a se sitúa antes que a-, y ario, ria antes que -ario, ria.

             Todas las voces derivadas de otras o formadas mediante composición, sin tener en cuenta la posibilidad de que su significado sea claramente deducible a partir de los elementos que las constituyen, pueden entrar a formar parte del Diccionario. Así sucede con los adverbios terminados en -mente, las voces que contienen los prefijos anti-, des-, etc. Podrá objetarse que las posibilidades de formación de nuevas palabras mediante estos procedimientos son prácticamente infinitas; pero lo cierto es que el uso real, en España y en América, acepta solo algunos neologismos de este tipo, mientras que rechaza otros. En este Diccionario solo aparecen aquellos términos que, vista la documentación de su empleo real, el Pleno académico ha decidido incluir. De igual modo, para registrar los adjetivos derivados, mediante sufijos no siempre iguales, de nombres propios de persona (p. ej., cervantino, valleinclanesco, borgiano, brechtiano...) se juzga suficiente el aval académico a partir de la documentación escrita. La inclusión de los adjetivos gentilicios (español, mexicano, limeño, asunceno...), por su parte, es resultado de las propuestas formuladas por las distintas Academias, en los ámbitos que a cada una le corresponden.
  
             El carácter original de tales que presentan ciertas palabras se indica, por regla general, dentro del paréntesis etimológico cuando el uso les ha dado nuevos valores semánticos. P. ej.:

pilón2. (Del aum. de pila2). m. Receptáculo de piedra que se construye en las fuentes para que, cayendo el agua en él, sirva de abrevadero, de lavadero o para otros usos. [...]
presilla. (Del dim. de presa). f. Cordón pequeño con forma de anilla que se cose al borde de una prenda para pasar por él un botón, un corchete, un broche, etc. [...]
arrapiezo. (Del despect. de arrapo). m. andrajo ( pedazo o jirón de tela). [...]

            Solo cuando un aumentativo o diminutivo de uso actual sin valores significativos distintos a los de su raíz modifica esta para constituirse, o no lo hace de acuerdo con las posibilidades más extendidas del sistema –las que ofrecen los sufijos recogidos en el propio Diccionario–, se registra en una entrada independiente. P. ej.:

bobalicón, na. adj. aum. coloq. de bobo.
bestezuela. f. dim. de bestia.

            El mismo tratamiento se da a los superlativos. En el caso de estos, dentro del adjetivo correspondiente al grado positivo se incluye, además, información sobre la existencia de uno o varios superlativos irregulares1 de uso actual -lo que no excluye la existencia de otros regulares- recogidos en el Diccionario. P. ej.:

bueno, na. (Del lat. bonus). adj. Que tiene bondad en su género. [...] ¶ Morf. sups. irregs. bonísimo, óptimo. [...]

            No parece recomendable incluir esta misma información en el caso de aumentativos, diminutivos o despectivos. Las posibilidades de variación de los correspondientes sufijos, así como la gran capacidad expresiva de los términos formados, hacen muy discutible todo inventario de esta posibilidad morfológica.

             Su tratamiento lexicográfico en este Diccionario es similar al de los superlativos. El carácter original de participio que corresponde a ciertas palabras dotadas de otras posibilidades significativas se indica, por regla general, en el paréntesis etimológico. P. ej.:

destemplado, da. (Del part. de destemplar). adj. Falto de temple o de mesura. 2. Dicho del tiempo: desapacible. 3. Pint. Dicho de un cuadro o de una pintura: Que tiene disconformidad de tonos. [...]

            Si se trata de una formación no regular y no tiene otras acepciones distintas a las que corresponden al verbo, se incluye como tal participio irregular en el lugar alfabético que le corresponde. P. ej.:

previsto, ta. part. irreg. de prever.
           
            En la información morfológica contenida en el verbo (v. § 6.5) se recoge también esta forma irregular:

prever. (Del lat. praevidēre). tr. Ver con anticipación. 2. Conocer, conjeturar por algunas señales o indicios lo que ha de suceder. 3. Disponer o preparar medios contra futuras contingencias. ¶ Morf. conjug. c. ver; part. irreg. previsto.

            Las acepciones de un participio que corresponden exactamente a las del verbo de cuya conjugación forma parte, aunque tengan usos adjetivos habituales, no aparecen recogidas en el Diccionario. Será frecuente, pues, que no aparezcan en la nomenclatura de este entradas como, por ejemplo, descatalogado o desclasificado; sus acepciones adjetivas («Un libro descatalogado», «Un documento desclasificado») deben buscarse entre las correspondientes a los verbos descatalogar y desclasificar.
            No sucede así con las acepciones que tienen uso sustantivo, registradas como acepciones plenas o como notas de uso, tengan que ver o no con las acepciones correspondientes del verbo. P. ej.:
ahogado1, da. (Del part. de ahogar1). [...] 3. m. y f. Persona que muere por falta de respiración, especialmente en el agua. [...]
desterrado, da. (Del part. de desterrar). adj. Que sufre pena de destierro. U. t. c. s.


2.13.1. Correspondientes a adjetivos de dos terminaciones.
             En la práctica lexicográfica es asunto frecuente de discusión la manera de registrar, por separado o en un solo artículo, sustantivos femeninos como, por ejemplo, armónica (‘instrumento musical’), babosa (‘molusco gasterópodo’), cascada (‘caída desde cierta altura del agua de un río’) o bioquímica (‘estudio de la estructura y función de los seres vivos’), con respecto a adjetivos de dos terminaciones como armónico, ca, baboso, sa, cascado, da o bioquímico, ca. Este Diccionario adopta una solución que, en cada caso, supone aplicar dos criterios sucesivos:

·       Un primer criterio etimológico, acorde con el concepto de diccionario que se manifiesta en otros aspectos (por ejemplo, la separación de artículos homónimos de orígenes distintos -v. § 5.1.6-). De acuerdo con ello, armónica debe ir en el mismo artículo que armónico, ca, puesto que ambos proceden de la misma base latina, como también le sucede, por ejemplo, a bueno, na o a turbio, bia. Idéntica conclusión es aplicable al sustantivo femenino babosa, que debe figurar en el mismo artículo que el adjetivo baboso, sa, ya que ambos comparten su origen etimológico: el nombre baba. Para este último ejemplo, el resultado será, de acuerdo con las normas de colocación de acepciones según su categoría gramatical (v. § 5.3.1):

baboso, sa. adj. Que echa muchas babas. U. t. c. s. [...] 8. f. Molusco gasterópodo pulmonado, terrestre, sin concha, que cuando se arrastra deja como huella de su paso una abundante baba. [...]
  
       Por el contrario, cascada no se podrá unir a cascado, da, puesto que sus orígenes etimológicos son distintos:

cascada. (Del it. cascata, caída). f. Caída desde cierta altura del agua de un río u otra corriente por brusco desnivel del cauce. [...]
cascado, da. (Del part. de cascar). adj. Dicho especialmente de las cosas humanas: Que están gastadas o muy trabajadas, o que carecen de fuerza, sonoridad, entonación, etc.

       De modo paralelo, bioquímica debe tener un artículo independiente, ya que su origen etimológico, el francés biochimie, no es compartido por el adjetivo bioquímico, ca. Este, en español, deriva precisamente del sustantivo femenino. El resultado en el Diccionario será:

bioquímica. (Del fr. biochimie, y este der. de bio- y chimie, química). f. Estudio químico de la estructura y de las funciones de los seres vivos.
bioquímico, ca. (De bioquímica). adj. Perteneciente o relativo a la bioquímica y a los fenómenos que estudia. 2. m. y f. Especialista en bioquímica.

·       Entre las entradas que etimológicamente deberían forzar la inclusión del sustantivo femenino dentro del artículo correspondiente al adjetivo de dos terminaciones, habrá casos en que, por motivos gramaticales, se imponga el registro por separado. P. ej.:

tenienta. f. Mil. Mujer con grado de teniente. 2. coloq. p. us. Mujer del teniente.
teniente. (Del ant. part. act. de tener). adj. Que tiene o posee algo. 2.  Dicho de la fruta: No madura. 3. Dicho de una legumbre: Mal cocida, dura. 4. coloq. Algo sordo, o tardo en el sentido del oído. 5. p. us. Miserable y escaso. Trifón es algo teniente. 6. com. Persona que ejerce el cargo o ministerio de otra, y es sustituta suya. Teniente de alcalde. 7.  Mil. Oficial de graduación inmediatamente superior al alférez e inferior al capitán.  [...]

            Si se unieran los dos artículos, estaríamos afirmando la existencia de un hipotético adjetivo *tenienta. Lo mismo sucede en casos como rapaz/rapaz, za; gigante/gigante, ta, etc.

            En los casos en que los dos artículos aparecen unidos, y siempre que entre el lugar donde debería figurar la entrada correspondiente al sustantivo femenino y la posición que esta ocupa realmente, junto con el resto de las acepciones correspondientes al adjetivo, haya otros artículos interpuestos, se ha incluido un envío (cf., después, §§ 4.5 y 5.5), encabezado por la abreviatura «V.» (‘véase’), para evitar que el lector pueda no encontrar lo que busca. P. ej.:

babosa. f. V. baboso.
babosada. [...]
babosear. [...]
baboseo. [...]
babosería. [...]
babosilla. [...]
baboso, sa. adj. Que echa muchas babas. U. t. c. s. [...] 8. f. Molusco gasterópodo pulmonado, terrestre, sin concha, que cuando se arrastra deja como huella de su paso una abundante baba. [...]

2.13.2. Artículos correspondientes a sustantivos
 ·       Se presentan unidos en un mismo artículo cuando comienzan por acepción referida a persona que lleva la marca «m. y f.». P. ej.:

aprendiz, za. m. y f. Persona que aprende algún arte u oficio. 2. Persona que, a efectos laborales, se halla en el primer grado de una profesión manual, antes de pasar a oficial.

·       Aparecen separados, por el contrario, si corresponden a objetos (p. ej., jarro-jarra).

·       No se unen tampoco los nombres de animales, por razones morfológicas (muchos de ellos son epicenos) o etimológicas (cerdo, por ejemplo, deriva de cerda).

También existen envíos en los artículos encabezados por acepciones sustantivas de masculino y femenino («m. y f.») que tienen acepciones femeninas no referidas a persona2, siempre que entre el lugar que deberían ocupar estas y el lema con moción haya artículos interpuestos. P. ej.:

tintorera. f. V. tintorero.
tintorería. [...]
tintorero, ra. (De tinturar). m. y f. Persona que tiene por oficio teñir o dar tintes. 2. f. Tiburón muy semejante al cazón, frecuente en las costas del sur de España y en las de Marruecos, que alcanza de tres a cuatro metros de longitud y que tiene dientes triangulares y cortantes, de los cuales los de la mandíbula superior son más anchos y su punta está dirigida hacia atrás. [...]

            Idéntico sistema se sigue en otros casos donde también podría existir riesgo de extravío en la consulta alfabética, es decir, en los artículos correspondientes a prefijos, sufijos y elementos compositivos. P. ej.:

-ezuelo, la. suf. V. -uelo.
[...]
-uelo, la. (Del lat. -ŏlus). suf. Tiene valor diminutivo. Arroyuelo, locuelo, bellacuelo. A veces, toma las formas -ecezuelo, -ezuelo, -zuelo. Piecezuelo, pecezuelo, jovenzuelo. [...]


             Las entradas están dispuestas de acuerdo con el orden latino internacional. Por acuerdo del X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Madrid, 1994), las voces que contienen las combinaciones ch y ll se sitúan en sus lugares correspondientes dentro de c y l respectivamente, con un encabezamiento (CH, LL) que recuerda su condición convencional de letras del alfabeto español.

             Entre algunas variantes formales de ciertas palabras correspondientes al uso culto general o propias de alguna zona geográfica concreta, la Academia expresa su preferencia a través de dos vías distintas. Cuando el orden alfabético lo permite, se disponen las variantes en el mismo lema, separadas por una conjunción disyuntiva; la forma que aparece en primer lugar es la preferida y recomendada por la Academia, que, sin embargo, acepta las consignadas a continuación. Así, en el artículo hemiplejia o hemiplejía, la variante recomendada es hemiplejia, aunque también se considera plenamente aceptable hemiplejía (de hecho, era la forma preferida en ediciones anteriores). Cuando las variantes admitidas no pueden figurar en un mismo artículo por exigencias del orden alfabético, la preferida por la Academia es la que lleva la definición directa; las aceptadas, pero no preferidas, se definen mediante remisión (v.§ 6.2.2) a aquella. Así, psicología, psicológico, psicólogo, definidas directamente, son las variantes recomendadas; sicología, sicológico, sicólogo, definidas por remisión a sus correspondientes antedichas, constan como admitidas, pero no se recomiendan.
            La preferencia académica solo se da entre el tipo de entradas al que se ha hecho referencia, es decir, variantes correspondientes al uso general o de una zona geográfica concreta. No afecta a variantes marcadas de artículos sin marcas, ni a artículos con marcas distintas a las antes mencionadas, ni a variantes de formas complejas dentro de un mismo artículo.

             Además de registrar las entradas constituidas por una sola palabra (p. ej., perla, aceite, susto), el Diccionario recoge series de palabras que, combinadas de una determinada manera, expresan conceptos no interpretables mediante la simple adición de los significados de sus componentes (de perlas, aceite virgen, no ganar para sustos). Para localizar estas entradas, a las que denominamos formas complejas, dentro del Diccionario, recurrimos a las normas siguientes:
·       Las combinaciones estables de un elemento sustantivo con otras palabras que, con respecto a él, desempeñan una función adjetiva (ya sean adjetivos, nombres en aposición, complementos con preposición, etc.), irán siempre en el artículo correspondiente al elemento sustantivo. P. ej., aceite virgen se encontrará en el artículo encabezado por la palabra aceite; buena mano en el artículo mano; agua de Colonia en agua, etc.
·       Las locuciones (p. ej., fuera de combate), frases (subirse por las paredes) y expresiones (a la vuelta lo venden tinto) van colocadas en uno de los vocablos de que constan, por este orden de preferencia:
-      Sustantivo o cualquier palabra usada como tal. P. ej., matar el hambre estará en el artículo hambre; no distinguir lo blanco de lo negro aparecerá en la entrada blanco, ca.
-      Verbo, excepto si se trata de un auxiliar. P. ej., comer vivo aparecerá en la entrada comer; haber nacido tarde, en la entrada nacer.
-      Adjetivo. P. ej., malo será se registra en la entrada malo, la.
-      Pronombre. P. ej., la mía está en mío, a.
-      Adverbio. P. ej., por sí o por no está en 2.
-      La locución, frase o expresión en que concurran dos o más voces de la misma categoría gramatical se incluye en el artículo correspondiente a la primera de tales voces. Véase antes no distinguir lo blanco de lo negro o por sí o por no.

3.4. Uso del signo ~ como sustituto del lema
             Para economizar espacio, y de acuerdo con los usos de los diccionarios más difundidos, en el interior de los artículos se emplea la virgulilla (~) como sustituto del lema, en las condiciones siguientes:

·       La virgulilla sustituye al lema solo en los lemas internos, no en los casos en que aquel aparece en el texto definitorio de alguna de las acepciones. En este caso, se repite en letra negrita. P. ej.:

tibetano, na. [...] 3. m. Lengua de los tibetanos.

·       Cuando el lema corresponde a una palabra sin moción de género o flexión verbal, su empleo es automático. P. ej.:

ave1. [...] ~ de cuchar, o ~ de cuchara. f. cuchareta ( ave ciconiforme). ~ del paraíso. f. ave exótica, principalmente de Oceanía, de plumaje exuberante. ~ de paso. f. La que, siendo migratoria, se detiene en una localidad solamente el tiempo necesario para descansar y comer durante sus viajes periódicos. 2. coloq. Persona que se detiene poco en pueblo o sitio determinado. ~ de rapiña. f. La carnívora que tiene pico y uñas muy robustos, encorvados y puntiagudos; p. ej., el águila y el buitre. [...]

            El plural se indica añadiendo el segmento correspondiente. P. ej.:

ángulo. [...] ~s adyacentes. m. pl. Geom. Los formados a un mismo lado de una línea recta por otra que la corta. ~s alternos. m. pl. Geom. Los dos que, sin ser adyacentes, se forman a distinto lado de una recta que corta a otras dos. ~s alternos externos m. pl. Geom. Los que están fuera de las rectas. [...]
papel. [...] perder alguien los ~es. fr. coloq. Perder el dominio de sí mismo. [...] traer alguien los ~es mojados. fr. coloq. Ser falsas o sin fundamento las noticias que da. [...]

       Únicamente se exceptúa la sustitución cuando existe una variación ortográfica, debida, entre otros casos posibles, al empleo de mayúsculas o a la presencia de acentos gráficos. P. ej.:

mundo. [...] Tercer Mundo. m. Conjunto de los países menos desarrollados económica y socialmente. este ~ y el otro. m. coloq. Abundancia de dinero, riquezas u otra cosa semejante. Tomás le prometió este mundo y el otro. medio ~. m. coloq. Mucha gente. Había allí medio mundo.
constitución. [...] ~ pontificia. f. bula ( documento pontificio de interés general). constituciones apostólicas. f. pl. Cierta colección de reglas canónicas atribuidas a los apóstoles, pero cuyo verdadero autor se ignora.

·       Si el lema está sujeto a flexión de género, se emplea el signo de palabra (excepto en los casos señalados en el párrafo anterior):

-      Cuando el lema interno comparte la misma posibilidad de flexión. P. ej.:

maestro, tra. [...] ~ de primera enseñanza. m. y f. Persona que tiene título para enseñar en escuela de primeras letras las materias señaladas en la ley, aunque no ejerza. ~ de primeras letras. m. y f. maestro de primera enseñanza. [...]

-      Cuando las voces que acompañan al signo de palabra en el lema interno no dejan lugar a dudas. P. ej.:

maestro, tra. [...] ~ aguañón. m. maestro constructor de obras hidráulicas. ~ concertador. m. Mús. El que enseña o repasa, comúnmente al piano, a cada uno de los cantantes la parte de música que le corresponde, y organiza el conjunto de las voces antes de la ejecución de la obra. [...]

            Incluso en casos como:
damasquino, na. [...] a la ~. loc. adv. A estilo o moda de Damasco.

      Pero no se utiliza en situaciones como las siguientes, donde no se da ninguna de las condiciones antes fijadas:

maestro, tra. [...] maestro de armas. m. El que enseña el arte de la esgrima. maestro de atar escobas. m. irón. coloq. El que afecta magisterio en cosas inútiles o ridículas. maestro de balanza. m. balanzario. maestro de caballería. m. Cabo o jefe principal de los soldados de a caballo. maestro de capilla. m. Profesor que compone y dirige la música que se canta en los templos. [...]

·       Cuando el artículo corresponde a un verbo, el signo de palabra solo aparece como sustituto del infinitivo. P. ej.:

quedar. [...] ¿en qué quedamos? expr. coloq. U. para invitar a poner término a una indecisión o aclarar una contradicción. no ~ algo por algo o alguien. fr. No dejar de realizarse a causa del incumplimiento de alguien o de la falta de algo. Por mí no queda. Por dinero que no quede. ~ alguien atrás. fr. No lograr el progreso alcanzado por otros; encontrarse en situación inferior a la que se ha tenido. 2. No comprender por completo algo. 3. Aflojar, desmayar en un empeño. ~se alguien a oscuras. fr. Perder lo que poseía, o no lograr lo que pretendía. 2. No comprender lo que ha visto u oído. [...]

·       Las interjecciones impropias que aparecen en el bloque de las formas complejas nunca son sustituidas por la virgulilla. P. ej.:

arriba. [...] arriba. interj. U. para excitar a alguien a que apure una bebida, a que se levante, a que suba, etc. 2.  viva. U. en frases exclamativas sin verbo. Arriba el Mallorca. ~ de. loc. prepos. Méx. encima de. [...]

·       En envíos al final de artículo (v. §§ 4.5, 5.5), el uso del signo de palabra está sujeto a las mismas reglas. P. ej.:

diurno, na. [...] Descripción: CuadradoV. movimiento ~, pavón ~, rapaz diurna.
luz1. [...] Descripción: CuadradoV. [...]  rayo de ~, servidumbre de luces, toque de ~, traje de luces, traslación de ~, tubo de ~ fría, vara de ~.
moderno, na. [...]  Descripción: CuadradoV. Edad Moderna, griego ~, latín ~, lotería ~.


             La estructura general de los artículos contenidos en este Diccionario es como sigue:
             4.1. A la cabeza de cada artículo aparece un lema escrito en letra negrita, que presenta la unidad léxica buscada (para más detalles, v., después, § 5.1). En el ejemplo que sigue, el lema es repente:

repente. (Del lat. repens, -entis, súbito, repentino). m. Impulso brusco e inesperado que mueve a hacer o decir cosas del mismo tipo. Le dio un repente y se marchó. 2.  coloq. Movimiento súbito o no previsto de personas o animales. 3. adv. m. de repente ( súbitamente, sin preparación). de ~. loc. adv. Súbitamente, sin preparación, sin discurrir o pensar. 2. coloq. Ur. y Ven. posiblemente. hablar de ~. fr. hablar de memoria. Descripción: CuadradoV. coplas de ~.

            4.2. En algunos casos, sigue al lema la información etimológica, encerrada siempre dentro de un paréntesis (v. § 5.2). En el ejemplo anterior se trata de esta secuencia: (Del lat. repens, -entis, súbito, repentino).

            4.3. Aparecen a continuación la acepción o acepciones correspondientes al lema (v. § 5.3), numeradas, cuando hay más de una, a partir de la segunda, y separadas, en el mismo caso, por una doble barra vertical:

repente.  [...] m. Impulso brusco e inesperado que mueve a hacer o decir cosas del mismo tipo. Le dio un repente y se marchó. 2.  coloq. Movimiento súbito o no previsto de personas o animales. 3. adv. m. de repente ( súbitamente, sin preparación). [...]

            4.4. Tras una doble barra de mayor cuerpo que la destinada a separar las acepciones, aparecen las formas complejas (v. § 3.3), cuyas acepciones, si son más de una, también están numeradas:

repente. [...] de ~. loc. adv. Súbitamente, sin preparación, sin discurrir o pensar. 2. coloq. Ur. y Ven. posiblemente. hablar de ~. fr. hablar de memoria. [...]

            4.5. Al final de la entrada pueden aparecer uno o varios envíos, precedidos por un cuadratín (Descripción: Cuadrado) y la abreviatura «V.» (‘véase’), que indican otro lugar preciso del Diccionario donde puede encontrarse la información que se busca (cf. § 5.5). En el ejemplo anterior:
repente. [...] Descripción: CuadradoV. coplas de ~.

             5.1.1. Encabeza el artículo y aparece representado en letra negrita, ya sea redonda (p. ej., bizcocho) o cursiva (boutique). Este segundo tipo de representación se reserva, como antes veíamos (§ 2.5), para los extranjerismos no adaptados en su pronunciación u ortografía a las reglas generales del español.

            5.1.2. Lemas latinos. Los lemas correspondientes a voces latinas se escriben en letra redonda. La situación de la sílaba tónica se distingue mediante las normas de uso de la tilde correspondientes al español. Para la interpretación de ciertas consonantes latinas, la Academia admite la pronunciación tradicional española del latín. Atendiendo a esta, el diptongo latino ae se pronuncia como e (así, aeterno -p. ej., en ab aeterno- como [ab etérno]); la i (j) seguida de vocal y en comienzo de sílaba, como nuestra y seguida de vocal (p. ej., iure -en de iure- o jure -en de jure-, como [yúre]); qu seguida de a, e, o se pronuncia como kua, kue, kuo, respectivamente (p. ej., qua -en sine qua non-, quem -en ad quem- o quo -en a quo- como [kua], [kuem] y [kuo]). Además, se recomienda seguir la pronunciación latina clásica para th y para ll, que se pronuncian, respectivamente, como t (p. ej., cáthedra –en ex cáthedra–, como [kátedra]), y como l + l (p. ej., belli –en casus belli– como [bel-li]).
            Sin embargo, también se reconoce la pronunciación clásica, que difiere de la tradicional española en los siguientes casos: ae se pronuncia como diptongo (p. ej., aeterno como [ae-tér-no]); v, como u (vade -p. ej., en vade retro- como [uáde]); qui se pronuncia kui (p. ej., quid como [kuid]); ge y gi, como nuestros grupos gue y gui, respectivamente (p. ej., generis y magister -en sui géneris y magíster díxit- como [guéneris] y [maguíster]); ce y ci, como ke y ki, respectivamente (p. ej., iudice y facie    -en sub iúdice e in facie ecclésiae- como [yúdike] y [fákie]), y ch como k (p. ej., machina -en deus ex máchina- como [mákina]).

            5.1.3. El lema puede contener una sola palabra o varias. En este último caso, puede tratarse de:
·       Secuencias procedentes del latín (p. ej., motu proprio) o de una lengua moderna distinta a la nuestra (da capo), que se emplean en español como unidades no divisibles. Su lugar en el orden alfabético está fijado siguiendo este mismo criterio (da capo se encuentra en la letra d).
·       Variantes de un mismo lema, unidas por una conjunción disyuntiva, entre las que la Academia muestra preferencia por la primera (v. § 3.2). P. ej.: aerostato o aeróstato.
·       Elementos compositivos que pueden aparecer antepuestos o pospuestos, separados por coma, y entre los que la Academia no muestra, claro está, preferencia alguna. P. ej.: lito-, -lito.

            5.1.4. En las palabras que tienen formas distintas para el masculino y para el femenino, el lema lo indica situando, tras el lema correspondiente al masculino, la última sílaba de la forma femenina. P. ej., nocturno, na; oleáceo, a.

            5.1.5. En las palabras susceptibles de aparecer en singular o plural, el lema aparece siempre en singular. Si una voz solo tiene existencia en plural, así se lematiza. La marca gramatical inmediata lo hace notar. P. ej.:

penates. (Del lat. penātes). m. pl. Mit. Dioses domésticos a quienes daba culto la gentilidad.

            5.1.6. Los verbos aparecen en infinitivo. Si solo tienen conjugación pronominal, se representa de este modo:

acaserarse. (De casero). prnl. Chile y Perú. Hacerse parroquiano de una tienda.


Superíndices
 Cuando se produce una confluencia entre varios lemas de distinto origen etimológico, estos se distinguen mediante el empleo de un superíndice. P. ej.:

galio1. (Del lat galĭon, y este del gr. γάλιoν). m. Hierba de la familia de las Rubiáceas, con tallos erguidos, de tres a seis decímetros, delgados, nudosos y ramosos [...].

galio2. (Der. del lat. gallus, gallo, traducción al lat. del apellido de P. E. Lecoq de Boisbaudran, 1838-1912, descubridor de este elemento). m. Elemento químico de núm. atóm. 31. Metal escaso en la corteza terrestre, se encuentra en minerales de aluminio y de cinc. [...]

            El orden de los artículos distinguidos por el superíndice depende de la mayor o menor antigüedad de su incorporación al Diccionario.
            El superíndice también diferencia los infinitivos verbales de las formas sustantivadas derivadas de ellos. En este caso, el artículo correspondiente al sustantivo, que no lleva etimología, aparece siempre en segundo lugar. P. ej.:

amanecer1. (De lat. hisp. manescĕre). intr. impers. Empezar a aparecer la luz del día. Amanece a las ocho. Amanece nublado. [...]
amanecer2. m. Tiempo durante el cual amanece. El amanecer de un día de mayo. [...]

             Aparece tras el lema, dentro de un paréntesis. En ciertas ocasiones, afecta a una sola acepción o a una forma compleja. P. ej.:

calendario. [...] ~ juliano. (De Julio César, 101-44 a. C., general y estadista romano, que en el año 46, con la ayuda del astrónomo Sosígenes, reformó el calendario). m. El que considera bisiestos todos los años cuya numeración es múltiplo de cuatro.

            El paréntesis etimológico no aparece en artículos donde no es útil, generalmente porque la primera acepción nos da la información necesaria para deducir el origen de la voz:

cambiador, ra. adj. Que cambia. [...]
recordatorio, ria. adj. Que sirve para recordar. [...]


Escritura de los étimos
 ·       Los étimos se escriben en caracteres latinos cursivos, con la excepción de las voces griegas, impresas en su propio alfabeto.
·      En las voces latinas con más de dos sílabas, se marca con signo de larga (ē) o breve (ĕ) la vocal de la penúltima sílaba, si esta es libre, es decir, si termina en vocal. Si la vocal penúltima lleva signo de larga, es la que lleva el acento en la pronunciación del latín (manducāre se pronuncia [mandukáre]); por el contrario, si esa vocal es breve, la palabra lleva el acento en la vocal anterior (mangănum corresponde a [mánganum]). La sílaba penúltima trabada por consonante es la que lleva el acento, aunque su vocal no lleve signo de cantidad alguno (p. ej., mansuefactus se pronuncia [mansuefáktus]). En latín apenas si existían palabras agudas.
·      Para la transcripción al alfabeto latino de los étimos árabes se ha adoptado el sistema internacional centroeuropeo3.
·       Las palabras hebreas y las de otras lenguas que emplean sistemas gráficos propios, incluidas las indígenas americanas, se representan, por regla general, con las letras del alfabeto latino provistas, en su caso, de los signos diacríticos pertinentes.


             Tanto las acepciones correspondientes al lema principal como las de una forma compleja, aparecen, como antes veíamos (v.§ 4.3), numeradas si son más de una.
            El orden en que estas acepciones se recogen en cada entrada responde a la aplicación sucesiva de varios criterios.

            5.3.1. En primer lugar, la categoría gramatical a la que corresponde cada acepción. Siguiendo una larga costumbre, que comparten otros muchos diccionarios, las marcas gramaticales, si afectan a varias acepciones consecutivas, solo aparecen en la primera, y dejan de ser efectivas cuando aparece otra marca gramatical.  El orden más frecuente dentro de un artículo, como, por ejemplo, bajo, ja, que tiene acepciones adjetivas, sustantivas, adverbiales y preposicionales, es este:
·       Encabezan el artículo las acepciones adjetivas (1 a 23, en el artículo mencionado; solo la acepción primera lleva la marca «adj.»).
·       Le siguen las acepciones sustantivas; primero las masculinas y femeninas -con la marca «m. y f.»– y, a continuación, las masculinas –«m.»–, femeninas -«f.»-, comunes en cuanto al género -«com.»- y ambiguas -«amb.»-. (En bajo, ja se trata de las acepciones 24 a 36; la acepción 24 lleva la marca m. -‘sustantivo masculino’-, que deja sin efecto la marca adjetiva de la primera acepción). Si hay acepciones sustantivas que solo pueden aparecer en número plural, van a continuación de las que pueden aparecer en singular o plural indistintamente; la marca correspondiente a aquellas es «pl.», que se une a la marca sustantiva anterior para formar una secuencia de marcas «m. pl.» (o, en su caso, «f. pl.»)4. En el  caso de bajo, ja, las acepciones 33 a 36, masculinas todas, solo pueden presentarse en plural.
·       Aparecen después las acepciones adverbiales («adv.»; acepciones 37 a 42 de bajo, ja).
·       Van al final las acepciones correspondientes a la preposición («prep.»; acepciones 43 a 49 en el caso del artículo citado).

            Si se trata de un artículo en el que se suceden acepciones verbales de distintos tipos, como, p. ej., dar:

·       Aparecen en primer lugar las acepciones transitivas («tr.»; acepciones 1 a 30, en el artículo mencionado).
·       Siguen las acepciones intransitivas («intr.»; números 31 a 47).
·       Van al final las acepciones pronominales («prnl.»; números 48 a 53, en el caso de dar).

            No obstante, criterios de lógica interna del artículo pueden alterar este orden. Así, en un artículo como boa, la acepción sustantiva femenina correspondiente al animal aparece antes que la masculina, donde se define la prenda de abrigo llamada así por su semejanza con el reptil. De igual modo, el sentido intransitivo fundamental de entrar aconseja que sus 26 acepciones intransitivas precedan a las 4 transitivas.

5.3.2. Dentro de cada grupo de acepciones correspondiente a una categoría gramatical, el orden es el siguiente:

·       Aparecen primero las acepciones sin marcas de otro tipo. Entre ellas, se tiende a anteponer las acepciones de uso más frecuente y posponer las de empleo esporádico.
·        A continuación aparecen las acepciones marcadas, por este orden:
― Acepciones con marcas correspondientes a niveles de lengua («cult.», «vulg.»...) o registros de habla («coloq.»).
― Acepciones con marcas técnicas (Astr., Carp., Fil., Geom., Ling., etc.).
― Acepciones con marcas geográficas. Primero las de España (Esp., Esp. occid., Esp. orient., Ar., Ast., Jaén, Val., etc.) y después las de América y Filipinas (Am., Am. Cen., Am. Merid., Am. Sept., Arg., Bol., Filip., etc.). Las marcas de orden geográfico superior al de las comunidades o provincias -en el caso de España (Esp., Esp. occid., Esp. orient.)- o al de las naciones -en el caso de América (Am., Am. Cen., Am. Merid., Ár. guar., etc.- van en primer lugar; las marcas provinciales, de comunidades autónomas (en España) o de naciones americanas y de Filipinas siguen el orden alfabético.
― Acepciones con marcas cronológicas. Por este orden: «p. us.», «desus.», «ant.», «germ.».
·       Las acepciones que incluyen marcas correspondientes a la intención del hablante («despect.», «irón.», etc.) o a su valoración con respecto al mensaje («malson.», «eufem.») no tienen una colocación fija, aunque tienden a posponerse a las que carecen de otro tipo de marcas.

            Naturalmente, la lógica puede imponer cambios también en esta ordenación. En el artículo ángulo, por ejemplo, la acepción con marca de geometría va antepuesta a las correspondientes a ‘rincón’, ‘esquina’ y ‘punto de vista’, sentidos derivados del anterior, pero que no necesitan marca de ningún tipo.


 Esta parte del artículo, que separan de la anterior dos barras gruesas, puede ir, a su vez, dividida en dos bloques, separados entre sí por doble barra también de mayor cuerpo.
·       En el primer bloque aparecen las combinaciones estables del lema con otros elementos que desempeñan una función adjetiva con respecto a él.
·       En el segundo, las locuciones, expresiones, frases e interjecciones. P. ej.:

esperanza. f. Estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos. 2. Mat. Valor medio de una variable aleatoria o de una distribución de probabilidad. 3. Rel. En la doctrina cristiana, virtud teologal por la que se espera que Dios dé los bienes que ha prometido. ~ de vida. f. Tiempo medio que le queda por vivir a un individuo de una población biológica determinada. Para los recién nacidos coincide con la duración media de la vida en dicha población. alimentarse alguien de ~s. fr. Esperar, con poco fundamento, que se conseguirá lo deseado o pretendido. dar ~, o ~s, a alguien. frs. Darle a entender que puede lograr lo que solicita o desea. llenar algo la ~. fr. Corresponder el efecto o suceso a lo que se esperaba. qué ~s. loc. interj. Cuba, Méx. y Ven. U. para indicar la improbabilidad de que se logre o suceda algo.


             Estos mensajes contenidos en algunos artículos, que, recordémoslo, siempre van encabezados por la abreviatura «V.» (de ‘véase’), pueden tener dos finalidades diferentes:

·       Encontrar una forma compleja situada en otro lugar del Diccionario. Siempre incluyen, antes de la abreviatura «V.», un cuadratín (Descripción: Cuadrado), y no llevan marca gramatical alguna. A partir del lugar en que se encuentran, no rigen las marcas gramaticales anteriores, si las había.
       A veces, este envío es el contenido fundamental de un artículo completo. P. ej.:

obtusángulo. (De obtuso y ángulo). Descripción: CuadradoV. triángulo ~.

            Su misión consiste en señalar que la definición de triángulo obtusángulo está contenida en la entrada triángulo.
            Pero lo más frecuente es que, como antes podíamos comprobar (v. § 4.5), aparezcan, en orden alfabético, tras las acepciones del lema principal o del correspondiente a una o varias formas complejas. P. ej.:

acuático, ca. (Del lat. aquatĭcus). adj. Que vive en el agua. 2. Perteneciente o relativo al agua. Descripción: CuadradoV. esquí ~, lenteja ~, parque ~, pulga ~, salamandra ~.

·       También se emplean para indicar que la definición del lema encontrado está contenida en otro artículo. En este caso no llevan cuadratín y se acompañan siempre de una marca abreviada que señala la clase de palabra de que se trata. P. ej.:

tostada. f. V. tostado.

       Señala, como sabemos (v. § 2.13), que la acepción o acepciones sustantivas femeninas correspondientes a este lema se encuentran dentro del artículo encabezado por el lema tostado, da. (Se trata, efectivamente, de las acepciones 5 a 7 de este artículo).

            biz-. elem. compos. V. bi-.

       Señala que la información correspondiende al elemento compositivo biz- se encuentra en el artículo correspondiente a bi-.

             Todas las acepciones del lema principal y de las formas complejas llevan, explícita o implícita, una marca gramatical determinada. Si además de ella aparecen otras, su colocación es como sigue:
·       Aparecen primero las marcas correspondientes a la intención del hablante o a su valoración con respecto al mensaje.
·       Después de ellas, el resto de las marcas, ordenadas, en líneas generales, de acuerdo con la secuencia de acepciones antes vista (§ 5.3.2). Aparecerán primero las marcas de nivel de uso o registro de habla; le seguirán las correspondientes a los distintos saberes y actividades; vendrán a continuación las marcas geográficas; figurarán, por último, las cronológicas.


             Constituyen el contenido básico de todo diccionario. Entre los muchos tipos de texto definitorio empleados en este, tres merecen destacarse:

            6.2.1. Definición perifrástica. El caso más característico es un enunciado que encabeza un hiperónimo del término definido, al que modifican cuantas notas semánticas, situadas en orden de mayor a menor relevancia, son necesarias para individualizar este de aquellos otros que están situados en lugar comparable de su campo de significado. P. ej.:

equimosis. (Del gr. ἐκχύμωσις, extravasación de sangre). f. Med. Mancha lívida, negruzca o amarillenta, de la piel o de los órganos internos, que resulta de la sufusión de la sangre a consecuencia de un golpe, de una fuerte ligadura o de otras causas.

            6.2.2. Definición sinonímica. Menos precisa que la anterior, dada la dificultad de encontrar voces sinónimas en todos sus contextos de uso. Por este motivo es particularmente eficaz en la definición de variantes marcadas geográfica, técnica o cronológicamente. Este Diccionario utiliza tradicionalmente, para tal fin, la definición por remisión. P.ej.:

fachento, ta. adj. C. Rica, Hond. y Nic. jactancioso.
nacela. (Del fr. nacelle). f. Arq. escocia.
expremir. (Del lat. exprimĕre). tr. desus. expresar.

            La definición por remisión, cuando se dirige a una entrada que contiene varias acepciones, puede referirse a una sola de ellas. En tal caso se añade al lema del artículo al que se remite un texto que, al modo de una breve glosa, especifica de qué acepción se trata. Este recurso, que ha seguido varios procedimientos formales en ediciones anteriores del Diccionario académico, se expresa en esta situando la especificación dentro de un paréntesis encabezado -para simbolizar de qué se trata- por una doble barra vertical, aunque de tamaño menor que la representada. P. ej.:

acogimiento. m. acogida ( recibimiento). [...]
[Se trata de una remisión a la acepción sexta de acogido, da: «Recibimiento u hospitalidad que ofrece una persona o un lugar»].
amolar. [...] tr. [...] 4. Méx. dañar ( causar perjuicio). [...]
[Remite a la acepción primera de dañar: «Causar detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia»].

            El procedimiento de la especificación con paréntesis y doble barra vertical se emplea también al final de definiciones perifrásticas, para darles mayor precisión. Así sucede, por ejemplo, en:

posicional. adj. Perteneciente o relativo a la posición ( postura o modo en que alguien o algo está puesto). 2. Perteneciente o relativo a la posición ( situación o disposición). El valor posicional de los signos.

            De modo análogo, la alusión a un lema con superíndice situado al final de una acepción se hace con letra negrita. P. ej.:

embalse. m. Acción y efecto de embalsar1. [...]

            6.2.3. Definición impropia o explicativa. Los dos tipos de enunciados anteriores permiten, en mayor o menor medida, sustituir, en un contexto dado, el término definido por su definición, requisito que, en la lexicografía actual, se juzga necesario para asegurar la calidad de un texto definidor. Hay muchas ocasiones, sin embargo, en que el tipo de voz en cuestión -palabras gramaticales, interjecciones, etc.- impide la construcción de una definición de esta clase, generalmente llamada propia. En tales situaciones es frecuente recurrir a un enunciado impropio, el cual, más que definir, contiene una explicación de la acepción de que se trata, en la que puede indicarse, entre otros aspectos, qué es, cómo es, para qué sirve y cómo se utiliza. Este Diccionario, entre otros varios procedimientos, emplea, como tipo más frecuente de definición impropia, la que da cuenta del uso del segmento explicado mediante un enunciado que encabeza la abreviatura «U.» (‘usado’). P. ej.:

de2. [...] prep. [...] 8. U. para expresar la naturaleza, condición o cualidad de alguien o algo. Hombre de valor. Entrañas de fiera. 9. U. para determinar o fijar con mayor viveza la aplicación de un nombre apelativo. El mes de noviembre. La ciudad de Sevilla. [...]
dar. [...] dale. interj. coloq. U. para reprobar con enfado la obstinación o terquedad.

El contorno
             La consideración como propia de una definición depende en muchas ocasiones de la posibilidad de deslindar, dentro de ella, su contenido, es decir, el enunciado semánticamente definidor, distinguiéndolo de su contorno, es decir, de todos aquellos elementos que informan sobre el contexto -sintáctico, situacional, etc.- en que se presenta habitualmente. En este Diccionario se independizan, mediante el uso de fórmulas como las ahora ejemplificadas, tradicionales en la lexicografía académica, distintos contornos de adjetivos y locuciones adjetivas, sujetos del verbo y de la frase, adverbios y locuciones adverbiales. P. ej.:

azoico1, ca. (De ázoe). adj. Quím. Dicho de un colorante: Que posee el grupo funcional azo como cromóforo.
espíritu. [...] pobre de ~. loc. adj. Dicho de una persona: Desprendida de los bienes y honores mundanos. [...]
bascular. intr. Dicho de un cuerpo: Moverse de un lado a otro girando sobre un eje vertical. [...]
chamusquina. [...] oler a ~. fr. coloq. Dicho de una disputa: Parecer que va a parar en riña o pendencia. 2. coloq. desus. Dicho de una palabra o de un discurso: Ser peligroso en materia de fe.
trasquilón. [...] a trasquilones. loc. adv. Dicho de cortar el pelo: Con desorden, feamente y sin arte. [...]

            El contorno de las frases, siempre que no tenga, como en el caso anterior, posibilidades múltiples, se expresa dentro del lema interno en letra redonda. P. ej.:

pie. [...] no poner alguien los ~s en el suelo. fr. Correr o caminar con gran ligereza o velocidad. no tener algo ~s ni cabeza. fr. coloq. No tener orden ni concierto.

            Dentro de las frases se delimitan también otros complementos del predicado. P. ej.:
agraz. [...] echar a alguien el ~ en el ojo. fr. p. us. Decirle lo que le causa disgusto o sentimiento. [...]
escena. [...] poner en ~ una obra. fr. Representarla, ejecutarla en el teatro. [...]
viento1. [...] beber alguien los ~s por otra persona. fr. coloq. Estar muy enamorado de ella. [...]

            El contorno situacional aparece al comienzo de la acepción, separado del contenido por una coma. P. ej.:

amortiguación. f. [...] 2. En una máquina, dispositivo que sirve para compensar y disminuir el efecto de choques, sacudidas o movimientos bruscos.
gardingo. (Del germ. *wardôn, guardar). m. Entre los visigodos, individuo de uno de los órdenes del oficio palatino, inferior a los duques y condes.

            Cuando en una definición con contorno es inconveniente separar este del contenido -así sucede especialmente en enunciados taxonómicos-, se recurre a definiciones impropias, tradicionales también en la lexicografía académica, encabezadas por la fórmula «Se dice de...». P. ej.:

cámbrico, ca. (De Cambria, forma latinizada de Cymry, Gales). adj. Geol. Se dice del primero de los seis períodos geológicos en que se divide la era paleozoica, que abarca desde hace 600 millones de años hasta hace 500 millones de años, caracterizado por el predominio de los trilobites y la aparición de muchos filos de invertebrados. U. t. c. s. m. Ortogr. Escr. con may. inicial. c. s. 2. Geol. Perteneciente o relativo a dicha era. 3. Se dice de los antiguos habitantes del país de Gales. U. t. c. s. 4. Perteneciente o relativo a este país o a sus habitantes.

             La información expresada mediante las marcas, generalmente abreviadas, que encabezan una acepción, puede ser completada o matizada por una o más notas situadas al final del texto definidor. P. ej.:

apoderado, da. (Del part. de apoderar). adj. Dicho de una persona: Que tiene poderes de otra para representarla y proceder en su nombre. U. t. c. s. [...]
chapa. (Voz onomat.). f. [...] 11. cerradura ( mecanismo para cerrar). U. m. en América. [...]
dramón. m. Drama de tintes muy cargados. U. m. en sent. despect.
trallazo. m. [...] 3. Golpe o ruido violentos. U. t. en sent. fig. [...]

            Cuando la acepción lleva marca cronológica, o bien si el contenido de la nota de uso no corresponde al presente, el texto de esta última aparece con el verbo introductor en pasado:

arabio, bia. (Del lat. Arabĭus). adj. desus. árabe. Apl. a pers., era u. t. c. s.
centinela. (Del it. sentinella). m. Mil. Soldado que vela guardando el puesto que se le encarga. Era u. t. c. f. [...]

            Si la nota señala un uso actual de la acepción cronológicamente desfasada, pero correspondiente a una variedad de lengua no general, se expresa en presente. P. ej.:

diuturnidad. (Del lat. diuturnĭtas, -ātis). f. desus. Espacio dilatado de tiempo. U. en Ecuador.
doblo. (Del lat. duplus, doble). m. desus. duplo. U. en leng. jurídico.

             6.4.1. Situados después del enunciado definitorio o de la nota de uso, e impresos en letra cursiva, los ejemplos de uso del lema procuran ilustrar el sentido preciso de la acepción en que se encuentran. P. ej.:

traicionar. tr. Cometer traición. 2. Fallar a alguien, abandonarlo. La intuición nunca me ha traicionado. 3. Delatar con algo de lo que se hace o dice la verdadera intención. Finge alegría, pero el gesto lo traiciona. 4. prnl. Dicho de una persona: Descubrir involuntariamente lo que desea ocultar. No dice nada porque teme traicionarse si habla.
transponer. [...] 3. prnl. Dicho de una persona o de una cosa: Ocultarse a la vista de otra, doblando una esquina, un cerro o algo similar. U. t. c. tr. Transpuso la esquina. [...]

            Dentro del texto de estos ejemplos se recoge, frecuentemente, información sobre construcción del lema.  Para destacar tal información, referida con preferencia al régimen preposicional de los verbos, pero también aplicada a otras posibilidades de uso obligado de ciertos segmentos, se emplea la letra cursiva versalita:

arramblar. (De rambla). tr. [...] 3. Recoger y llevarse codiciosamente todo lo que hay en algún lugar. U. t. c. intr. Arramblar con algo.
maligno, na. (Del lat. malignus). adj. [...] 4. m. diablo ( príncipe de los ángeles rebelados). El maligno.

            6.4.2. Los ejemplos que no muestran el uso en la lengua de la palabra definida, sino que incluyen aclaraciones del propio texto de las acepciones, van dispuestos de dos posibles maneras:

·       Encabezados por la abreviatura «p. ej.», cuando, por regla general, se refieren al propio lema. P. ej.:

reiforme. adj. Zool. Se dice de las aves americanas de gran tamaño semejantes al avestruz; p. ej., el ñandú.

·       O bien tras coma o punto y coma, encabezados por «como», cuando no se refieren a él. P.ej.:

aporcar. (De lat. porca, caballón). tr. Cubrir con tierra ciertas plantas, como el apio, el cardo, la escarola y otras hortalizas, para que se pongan más tiernas y blancas.

             La información sobre ortografía -especialmente sobre el uso de mayúscula inicial- o sobre determinadas peculiaridades morfológicas de la acepción -superlativos y conjugación de los verbos irregulares en particular-, aparece en un apartado propio, encabezado por la indicación abreviada correspondiente. P. ej.:

armada. (Del lat. armāta, f. de armātus, armado). f. Conjunto de fuerzas navales de un Estado. Ortogr. Escr. con may. inicial.
malherir. tr. Herir gravemente. Morf. conjug. c. sentir.

            Si la información afecta a más de una acepción, el mensaje aparece tras la última a la que puede referirse, destacado mediante un calderón (¶):

sagrado, da. (Del lat. sacrātus). adj. Digno de veneración por su carácter divino o por estar relacionado con la divinidad. 2. Que es objeto de culto por su relación con fuerzas sobrenaturales de carácter apartado o desconocido. 3. Perteneciente o relativo al culto divino. 4. Digno de veneración y respeto. 5. inmodificable. Sus costumbres son sagradas. 6. Entre los antiguos, sobrehumano.Morf. sup. irreg. sacratísimo. 7. m. Lugar que, por privilegio, podía servir de refugio a los perseguidos por la justicia. U. t. en sent. fig.
atestiguar. (Del lat. ad, a, y testificāre). tr. Deponer, declarar, afirmar algo como testigo. 2. Ofrecer indicios ciertos de algo cuya existencia no estaba establecida u ofrecía duda. ¶ Morf. conjug. c. averiguar.

Información sobre la conjugación verbal
             Todos los artículos del Diccionario correspondientes a verbos irregulares, o a otros que puedan presentar dudas sobre su flexión, contienen una nota de información morfológica que indica a qué modelo de conjugación han de adscribirse. Se exceptúan los verbos que tienen todas sus acepciones marcadas con las abreviaturas «desus.», «ant.» o «germ.» (v. § 2.1); si solo algunas acepciones están en esta situación, la nota morfológica se refiere exclusivamente a las de empleo actual.
            Los modelos escogidos (siempre verbos de extensa difusión, como acertar, contar o construir), que aparecen en un apéndice específico (págs. 1597-1614), muestran su conjugación actual completa con todos los modos y tiempos. También incluyen, como variantes reconocidas, las formas de la segunda persona de singular correspondientes al voseo, tomando como base su realización estándar más extendida en la zona del Río de la Plata. Del mismo modo, se recogen las formas verbales correspondientes al empleo de ustedes, en lugar de las que rige el uso de vosotros, mucho más difundido en la actualidad (aunque no siempre como variante socialmente prestigiosa) que el modelo tradicional.
            Debe entenderse que los verbos con acepciones de uso actual no adscritos explícitamente a ninguno de los modelos se conjugan como amar, temer o partir (también incluidos en el apéndice mencionado), según sean de la primera, de la segunda o de la tercera conjugación.

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